En todos los procesos de selección, cuando se diseña el perfil del puesto que estamos buscando surge la necesidad de establecer las competencias del futuro empleado y me encuentro que actualmente las empresas buscan profesionales flexibles, que se puedan adaptar a las nuevas necesidades, que sepan gestionar los cambios y la incertidumbre, que se sientan satisfechas con su trabajo y orientadas a resultados, en definitiva, buscan PROACTIVOS.
El término proactivo desde la psicología del trabajo y las organizaciones se define como la actitud en la que el sujeto u organización asumen el control de su conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias del contexto.
Este término lo acuño el neurólogo y psiquiatra austriaco Víctor Frankl, quien sobrevivió a los campos de concentración nazis y que en su libro “El hombre en busca de sentido” definía la proactividad como la libertad para elegir nuestra actitud frente a las circunstancias que nos ofrece nuestra propia vida. Según Frankl, siempre podemos elegir como actuar.
Muchas veces observo en mis formaciones sobre liderazgo o gestión de equipos que se puede confundir el concepto de proactividad y se relaciona con el de un líder que se adelanta a los acontecimientos, que es resolutivo, que es rápido actuando o decidiendo y hasta he escuchado vincular en concepto de proactividad con la impulsividad; la proactividad tampoco significa tomar la iniciativa, aunque podemos encontrar la actitud proactiva en cada una de estas definiciones, el concepto proactivo va un poco más allá y consiste en asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer, evidentemente anticipándose a los acontecimientos, además, ser proactivo no consiste únicamente en tener ideas maravillosas sobre lo que nos gustaría que fuera y no es, pensar está muy bien porque es el primer paso para provocar el cambio, pero no es suficiente, porque la proactividad se mide desde la acción y desde los resultados
Es interesante cuando vivas la experiencia de una selección de personal, tanto si te encuentras en el lado del entrevistados como en el de posible candidato, que tengas claro que es ser proactivo y como puedes serlo en tu trabajo.
El comportamiento proactivo por tanto es una ventaja competitiva hoy en día en el mundo laboral, en un entorno tan cambiante en el que las empresas buscan personas flexibles que se adapten a las situaciones y capaces de gestionar sus emociones ante la incertidumbre y las circunstancias.
Para que puedas valorar tu propio nivel de proactividad y el de otras personas en tu entorno en caso de que tengas que hacerlo, te recuerdo que vas a encontrarte con dos tipos de trabajadores, los reactivos y los proactivos.
- Reactivos: Las personas “reactivas” tienen la tendencia a reaccionar ante una determinada situación, toman acción y desempeñan su trabajo o resuelven, pero siempre después de sobrevenida la situación.
- Proactivos: Las personas “proactivas” se adelantan a los acontecimientos y actúan adelantándose a las reacciones que provocan las situaciones que pasan a su alrededor.
¿Dónde te ves tú habitualmente? ¿Tienes tendencia a actuar y a buscar siempre nuevas oportunidades y formas diferentes de actuar? ¿Crees que tienes una tendencia a la proactividad en tu trabajo? ¿Estas creando o participando en un equipo en el que hay mayoría de proactivos o de reactivos?
La respuesta es que el comportamiento es proactivo si te reconoces o reconoces a las personas de tu equipo en las siguientes afirmaciones:
Los proactivos anticipan y previene los problemas
Los proactivos actúan de forma diferente y desafían lo establecido
Los proactivos son transformadores de ideas en acciones
Los proactivos son libres de sus actos y pensamientos
Los proactivos perseveran en sus actos y no se rinden
Como puedes ver, se puede ser proactivo de muchas y diferentes formas, el entorno, la organización, el equipo, el desarrollo de la propia carrera y las circunstancias pueden variar la conducta proactiva de un profesional.
Partiendo del concepto de que la proactividad es una conducta y no una característica de la personalidad, tener una actitud proactiva es algo que podemos entrenar y desarrollar, esto es una noticia excelente, puedes desarrollar tu proactividad, teniendo en cuenta aspectos como tu pensamiento y tus creencias respecto a tus capacidades y competencias profesionales, entrenándote para adoptar decisiones y planificar tus acciones, prestando atención al uso de tu lenguaje, tus hábitos y tu motivación. Adoptar una actitud proactiva es muy motivador, estimula la creatividad, genera autoconfianza y mejora el rendimiento y la productividad, permitiéndote disfrutar más y mejor de lo que haces. La otra buena noticia es que una vez que consigas desarrollar la proactividad en el ámbito laboral podrás también trasladar estas pautas a otros aspectos de tu vida y empezarás a tomar el control de tus acciones y sus resultados. La ansiada libertad de la que nos hablaba Víctor Frankl.
Lucía Barrachina.