Es frecuente que en las organizaciones surjan situaciones de conflicto que si no detectamos e intervenimos pueden enquistarse y convertirse en problemas difícilmente gestionables. Es, por tanto, labor de líder o del responsable no solamente conocer su existencia sino disponer de los medios necesarios para que se resuelvan en el menor tiempo posible y con los menores costes.
Uno de los métodos más importantes para abordar estos conflictos es a través de un proceso de mediación laboral. En la mediación laboral, se pretende acordar una solución entre las partes y un tercero o mediador. Éste es un proceso voluntario en el que el acuerdo adoptado será consecuencia de una resolución aceptada por las dos partes con ayuda de éste tercero independiente, imparcial y neutral.
Intervenir en un proceso de mediación supone ciertas ventajas tanto para la empresa como para el o los trabajadores. En primer lugar, mejora la comunicación en el centro de trabajo y esto se reflejará de forma positiva en el ambiente laboral y, además, las personas aprenden a gestionar sus conflictos. También mejora el rendimiento laboral, con lo que disminuyen las bajas relacionadas con ansiedad y estrés. Por último, mejora la implicación de los trabajadores y el sentimiento de pertenencia a la empresa. En definitiva, la mediación es una herramienta muy útil para las organizaciones ya que las partes tendrán la oportunidad de transmitir información y explicar las emociones que no han podido exponer con anterioridad.
Para que esto sea posible debemos partir de dos ideas claves. Por una parte, la actitud con la que afrontamos el conflicto, que no tiene el por qué ser una situación negativa, nos invita a ver el escenario desde un enfoque constructivo y de crecimiento. Por otra parte, considerar la mediación como una medida preventiva que invita a las personas a vivir en un ambiente sano y positivo solucionando las situaciones desde este paradigma.
En un proceso de mediación laboral se pueden tratar conflictos relacionados con cambios de turnos, reglamentos, negociación colectiva, conflictos de comunicación, relaciones interpersonales, etcétera.
Para que esto sea posible, debemos contar con un mediador que es una figura que no toma decisiones ni aconseja a las partes, sino que les escucha, les pregunta, y, en ocasiones, les provoca para ayudarles. La labor del mediador es promover la comunicación y negociación para generar soluciones a través de un protocolo de actuación. El mediador debe ser un profesional preparado y formado, que conozca a cerca de las técnicas de negociación y comunicación efectiva y que sea capaz de inspirar confianza a las partes.
La ley 5/2012 del 6 de julio de mediación en asuntos civiles y mercantiles y su Reglamento RD 980/2013 del 13 de diciembre desarrolla aspectos relacionados con el procedimiento de mediación y la figura del mediador, pero también se puede encontrar información en asociaciones profesionales y asociaciones de mediación, donde pueden estar registrados los mediadores disponibles.
Por lo tanto, la mediación laboral es un proceso voluntario y flexible que se desarrolla en un ambiente de respeto mutuo cuyo objetivo es resolver los conflictos laborales dentro de una empresa. En este proceso, aparece un mediador entre trabajador y empleador y juntos buscan solucionar los conflictos surgidos y mejorar la comunicación.